Tuesday, January 31, 2006

LANGOSTINOS ALBINOS CRUDOS

En aquella cantinucha de Tokio de los años cincuenta, me llamó la atención el hermoso langostino albino que nadaba solitario en la pecera.
Con mímica refinada pregunté al cantinero se esa rara especie de crustáceo era comestible; como respuesta sacó al langostino de la pecera, le cortó la cabeza y lo puso frente a mí en un plato. Por cortesía lo comí.
Yo aseguro a mis amigos que los japoneses sirven de botana langostinos albinos crudos.
En Japón y parte de Corea se afirma que los turistas mexicanos comemos langostinos albinos crudos.
Los langostinos advierten a sus congéneres albinos que deben abstenerse de nadar en peceras japonesas a la vista de turistas mexicanos

Efraín Boeta Saldierna

Tómala Revuelta


Entrevista a Juan Villoro publicada en el diario Síntesis a propósito de la presentación de su libro Safari Accidental:
—La Universidad de las Américas Puebla (UDLA) recientemente lanzó el primer número de la revista Revuelta, ¿es esta una señal del renacimiento de la crítica literaria en el país o sólo es escaparate para un grupo de literatos?
—No conozco la revista. Puebla tiene, desde hace años, una de las mejores publicaciones del país: Crítica. Me parece un espacio ejemplar, que publica textos extensos, no se deja llevar por las modas estériles y mantiene un notable rigor en sus colaboraciones y traducciones.

Monday, January 30, 2006

REALISMO MÁGICO

En la ciudad de Bristol hay un pintor de casas. Fue contratado por un cazador para pintar tres patos de madera, que serían usados como señuelos. El pintor hizo un trabajo tan perfecto que un gato se tragó de dos mordidas las cabezas de dos patos. El tercero voló a tiempo.

Lowell Thomas

Wednesday, January 25, 2006

¿Cómo llegar a Despina?

A Despina se llega mediante el tacto
que a su manera es un planeta sin sonido
el beso en una pizzería
o las hojas de la ciudad extranjera
a la que siempre se vuelve.
En invierno la visión de una columna de humo
enturbia sus edificios
y modifica la sombra que crece
entre los labios
En Despina el frío cae en silencio durante horas
el milagro de la flauta
es el mantel a cuadros de la pizzería
que por accidente dibujó a Despina
en la curvatura de una rosa
que vuelve al tacto una promesa
o la vaguedad del espejo en un cuadro
Abro los ojos
y es entonces que Despina navega en mis pasos
en aquella fotografía no tomada
que mostraba al mundo como un juguete
a tu figura desnuda en el fondo de un armario
que recordó una franja de penumbra
preámbulo inacabado en un auto
que es un beso o un par de ojos brillantes
Despina se forma con labios traslúcidos
en el canto del pavo real en una calle de agua
que invita a habitar Despina
después de la noche
de los puertos brillantes
de los barcos que se acercan
que recuerdan la voz de una mujer atrapada en un diario
que en un tiempo fue bailarina errante.


ALEJANDRO BADILLO

(Fotografía de Paolo Pellegrin. Libia. Mar rompiendo en Trípoli)

Sunday, January 22, 2006

LA CIUDAD Y EL DESEO

De dos maneras se llega a Despina: en barco o en camello. La ciudad es diferente para el que viene por tierra y para el que viene del mar. El camellero que ve despuntar en el horizonte del altiplano los pináculos de los rascacielos, las antenas radar, agitarse las mangas de ventilación blancas y rojas, echar humo las chimeneas, piensa en una embarcación, sabe que es una ciudad pero la piensa como una nave que lo sacará del desierto, un velero que está por zarpar y el viento que hincha ya sus velas todavía sin desatar, o un vapor con su caldera vibrando en la carena de hierro, y piensa en todos los puertos, en las mercancías de ultramar que las grúas descargan en los muelles, en las hosterías donde tripulaciones de distinta bandera se rompen la cabeza a botellazos, en las ventanas iluminadas de la planta baja, cada una con una mujer peinándose. En la neblina de la costa el marinero distingue la forma de la giba de un camello, de una silla de montar bordada de flecos brillantes entre dos gibas manchadas que avanzan contoneándose, sabe que es una ciudad, pero la piensa como un camello de cuyas albardas cuelgan odres y alforjas de frutas confitadas, vino de dátiles, hojas de tabaco, y ya se ve la cabeza de una larga caravana que lo lleva del desierto del mar hacia el oasis de agua dulce, a la sombra dentada de las palmeras, hacia palacios de espesos muros encalados, de patios embaldosados sobre los cuales danzan descalzas las bailarinas y mueven los brazos, ya dentro, ya fuera del velo. Cada ciudad recibe su forma del desierto al que se opone; y así ven el camellero y el marinero a Despina, ciudad de confín entre dos desiertos.
ITALO CALVINO

Friday, January 20, 2006

El ojo y el juego de luz


Los poetas clásicos de la India como Kalidasa, por ejemplo, han comparado la forma de los ojos al aguzanieves, a la cierva, al loto cerrado o al pez de colores. Los dos primeros casos corresponden a ojos humanos; los dos segundos a los órganos de visión de diosas y dioses. Existe un tipo de ojo denominado "raja de patol" que reproduce la forma exacta de una legumbre típica de la región de Bengala (Trichosanthes diocea). En los frescos de Ajanta tales ojos figuran semicerrados, asistidos por la gracia de la revelación interior. Netra, ojo en sánscrito, es, al igual que en egipto, el conductor, quien ordena el espacio y el volumen de las cosas. La voz nimesha indica, en relación al ojo, el parpadeo, lo instantáneo. Un ojo libre es aquel que sabe morir, visión tras visión, a la luz que lo alumbra. La característica más relevante del ojo aguzanieves es la saltarina alegría; el rasgo más notable del ojo de pez es una inquieta movilidad; los ojos en forma de pétalo aluden a la calma serena. Pero los ojos más reverenciados por su felicidad son los del tipo nenúfar, untuosos en la caída de sus párpados. Ejemplo de estos últimos es la foto que ilustra este post.

Thursday, January 19, 2006

El viajero

El viajero reconstruye la apariencia de una sombra
y la deja flotar en tu cuerpo
Samarcanda y Bujara han desaparecido
y sólo queda el azahar de la habitación,
la presencia de la luz entre tus muslos
que a veces evoca la forma de un edificio antiguo
Bajas la vista a los azulejos
a un montón de papeles oliendo a lluvia
El viajero alarga la mano
Y mueve la luz en tu espalda.
en la depresión que evoluciona
y que se estanca entre el cuello y los hombros
Hay turbantes en las calles
y un breve resplandor amarillo
que anuncia el primer momento de tu nombre
fumas en silencio
dedicando el humo a la respiración de un fantasma
A veces el amor es una taza de café express
o un té de cerezas japonesas
que es un beso
el pretexto para formarlo
y para que el viajero utilice mi voz
y haga mover mis manos en las tuyas.
Para renovar, a cada instante,
La secreta escritura de tu cuerpo

El caballero inexistente

Wednesday, January 18, 2006

SIN TÍTULO

Tuesday, January 17, 2006

IMAGENES...

Imágenes para ser insertadas en un día (preferentemente un sábado con mucho frío)

*Un sillón cómodo ideal para echar a andar el secreto mecanismo de cientos de mariposas en el estómago.
* Un té de cerezas japonesas posmodernas, en una vajilla cuadrada minimal de porcelana importada.
* Personas fumando y hablando y sirviendo como escenografía o telón de fondo.
* Besos intermitentes, casi dados al azar aunque encontrando, afortunadamente, respuesta.
* 9.00 p.m.
*Una especie de vértigo y caída en shock.
* Sentimiento de bondad hacia el mundo, los animalillos salvajes, repentino interés por Bambi y la vida salvaje.
*Imitar durante horas, frente a un gran espejo, el llamado del pavorreal macho en celo.
* Esperar al día siguiente, no dejar las cosas al último, y poner en práctica el llamado, tal vez con alguna danza improvisada que enfatize el canto.

Monday, January 16, 2006

Sobre el arte de ir al baño según Junichiro Tanizaki

"Cuando me encuentro en dicho lugar me complace escuchar una lluvia suave y regular. Esto me sucede, en particular, en aquellas construcciones características de las provincias orientales donde han colocado a ras del suelo unas aberturas estrechas y largas para echar los desperdicios, de manera que se puede oír, muy cerca, el apaciguante ruido de las gotas que, al caer del alero o de las hojas de los árboles, salpican el pie de las linternas de piedra y empapan el musgo de las losas antes de que las esponje el suelo. En verdad, tales lugares armonizan con el canto de los insectos, el gorjeo de los pájaros y las noches de luna; es el mejor lugar para gozar de la punzante melancolía de las cosas en cada una de las cuatro estaciones y los antiguos poetas de haiku han debido de encontrar en ellos innumerables temas. Por lo tanto no parece descabellado pretender que es en la construcción de los retretes donde la arquitectura japonesa ha alcanzado el colmo del refinamiento. Nuestros antepasados, que lo poetizaban todo, consiguieron paradójicamente transmutar en un lugar del más exquisito buen gusto aquel cuyo destino en la casa era el más sórdido y, merced a una estrecha asociación con la naturaleza, consiguieron difuminarlo mediante una red de delicadas asociaciones de imágenes. Comparada con la actitud de los occidentales que, deliberadamente, han decidido que el lugar era sucio y ni siquiera debía mencionarse en público, la nuestra es infinitamente más sabia porque hemos penetrado ahí, en verdad, hasta la médula del refinamiento. Los inconvenientes, si hay que encontrar alguno, serían su alejamiento y la consiguiente incomodidad cuando hay que desplazarse hasta ahí en plena noche, además del peligro, en invierno, de resfriarse; no obstante si, para repetir lo que dijo Saito Ryoku, "el refinamiento es frío", el hecho de que en esos lugares reine un frío igual al que reina al aire libre sería un atractivo suplementario. Me desagrada soberanamente que en los cuartos de baño al estilo occidental de los hoteles, lleguen incluso a poner calefacción central. [....]
Colocado bajo una luz cruda, entre cuatro paredes más bien blancas, se perderá toda gana de entregarse a la famosa "satisfacción de tipo fisiológico" del maestro Sôseki. Bien es verdad que toda esa blancura es de una limpieza más que evidente, pero la cuestión está en saber si realmente hace falta prestar tanta atención a un lugar destinado a recoger los desechos de nuestro cuerpo. [....]
Es infinitamente preferible, en un lugar como ése, velar todo con una difusa penumbra y dejar que apenas se vislumbre el límite entre lo que está limpio y lo que lo está algo menos.
Por todas estas razones, cuando mandé construir mi propia casa, opté por el equipo sanitario, pero me opuse al enlosado e hice poner un suelo de madera de alcanfor; intentaba de esta manera recuperar algo del estilo japonés, pero el problema estaba en la taza. Me explico: como todo el mundo sabe, las tazas con cisterna son de porcelana completamente blanca con adornos de metal brillante.
Ahora bien, para este tipo de sanitario, ya sea para uso masculino o femenino, prefiero la madera. Nada mejor que la madera encerada, pero incluso la madera natural, con los años, acaba adquiriendo un bonito color oscuro y su granulado desprende entonces cierto encanto que calma extrañamente los nervios. Tengo que precisar que para mí el ideal sería una de esas tazas "en flor de enredadera", hechas de madera y llenas de agujas de criptómero muy verdes, lo que sería grato a la vista y además perfectamente silencioso."

Sunday, January 15, 2006

GRAFFITI



Descuidando tu empleo salías en cualquier momento con la esperanza de sorprenderla, elegiste para tus dibujos esas calles que podías recorrer de un solo rápido itinerario; volviste al alba, al anochecer, a las tres de la mañana. Fue un tiempo de contradicción insoportable, la decepción de encontrar un nuevo dibujo de ella junto a alguno de los tuyos y la calle vacía, y la de no encontrar nada y sentir la calle aún más vacía. Una noche viste su primer dibujo solo; lo había hecho con tizas rojas y azules en una puerta de garage, aprovechando la textura de las maderas carcomidas y las cabezas de los clavos. Era más que nunca ella, el trazo, los colores, pero además sentiste que ese dibujo valía como un pedido o una interrogación, una manera de llamarte. Volviste al alba, después que las patrullas relegaron en su sordo drenaje, y en el resto de la puerta dibujaste un rápido paisaje con velas y tajamares; de no mirarlo bien se hubiera dicho un juego de líneas al azar, pero ella sabría mirarlo. Esa noche escapaste por poco de una pareja de policías, en tu departamento bebiste ginebra tras ginebra y le hablaste, le dijiste todo lo que te venía a la boca como otro dibujo sonoro, otro puerto con velas, la imaginaste morena y silenciosa, le elegiste labios y senos, la quisiste un poco.

Friday, January 13, 2006

O V N I



Ovni con forma de trompo de Tlaquepaque captado por un fotógrafo aficionado. Muestra contundente del proceso de mimetización cultural que están llevando a cabo los hombrecitos verdes. Muestra también de que la globalización de las artesanías mexicanas está llegando a extremos inimaginables.

Seguiremos Informando

Wednesday, January 11, 2006

SOBRE LARRY Y "UNAS PLUMAS"

El sábado será publicado en el periódico Síntesis “Unas plumas”, cuento donde hace su presentación en sociedad Larry, el compañero de cuarto del Marqués de Karabás. No sé si yo sea el primero en dedicar un cuento a un cocodrilo de barro de Olinalá Guerrero, algunos pensarán con razón que es un síntoma de la locura que me aqueja desde hace años. Lo cierto es que Larry es un buen lagarto y que el Marqués de Karabás tiene que rehabilitarlo de una afección (rompimiento) en sus patas. El buen Giovanni, miembro vitalicio de la organización y anfitrión del año, compró a Larry en su tierra, se lo regaló al Marqués que lo adoptó y que en una borrachera solitaria le puso nombre. A veces imagino a Larry como el señor Wilson, la pelota de Volibol que acompaña a Tom Hanks en la película donde la hace de Robinson Crusoe. Una noche, intoxicado por varias novelas de Boris Vian, comencé a escribir una farsa acerca de las citas a ciegas por internet. Larry salió a escena naturalmente aunque con algunos cambios en su apariencia, alguien (creo que un doctor) sugirió que era un cocodrilo gay, cosa que es totalmente falsa ya que en el cuento se menciona con claridad que está en busca de un cocodrilo hembra. Obviamente toda la psicología del personaje es mía y es de los cuentos que por su misma experimentación ocasionan algunos riesgos. A pesar de todo, y esa es la excepción en mi caso, fue endiabladamente divertido escribirlo. Me gusta el final agridulce del cuento, esperanzador para los que piensan que en el amor, o más bien, en su búsqueda, siempre se pierde; o tal vez sea un consejo que me doy de forma inconsciente, una vocecilla en la cabeza para cuando salen mal las cosas, que reconforta pero que también anima a levantarse y volver a intentarlo, echar una botella al mar sin esperar resultados inmediatos, días mas tarde, salir a caminar con los ojos bien abiertos, esperar algún milagro cotidiano, y cuando llegue estar dispuesto a darlo todo, decir todo lo que se tenga que decir, llorar todo lo que se tenga que llorar; y si no ocurre ningún milagro y al regreso la soledad parece un monstruo interminable, ahí estará el juerguista de Larry para repetir lo que pensó ese lejano 13 de Febrero de 1999: “¿Cómo decirle que era cuestión de tiempo? ¿Cómo hacerle entender que a veces no son el lugar ni el momento adecuados? Algunos hombres están destinados a enamorarse de una sola mujer y, a veces, con tanta gente en el mundo, tardan mucho en encontrarla"

Monday, January 09, 2006

Un golpe de fortuna y lecturas para iniciar el año

En un golpe de fortuna pude insertar el tag board al blog. El contador quedó en una cifra aleatoria que no pude reparar. El pecesillo inmóvil (aún no he logrado darle vida) del fondo de la página es Tony Curtis. Mi relación con este simpático pez japonés se remonta a algún tiempo atrás y podría compararse psicológicamente con la relación de el Marqués de Karabás con Larry, el lagarto olinalteco de barro que tantas satisfacciones nos ha dado. En un post posterior narraré el inconcebible origen de Tony Curtis, así como fragmentos de un cuento donde es co-protagonista. Las compras post-navideñas están al orden del día. Desde aquí agradezco a la bella señorita Abigail -gran lectora, estudiosa del ballet (pronunciese "Balé) y de la fenomenología de la percepción - su compañía y la suerte que me trajo para conseguir los siguientes libros:
*"Sobre la melancolía de los Sastres" estupendos ensayos de Charles Lamb, en una muy buena traducción para la UNAM de Rafael Vargas. Difiero del ensayo titulado "confesiones de un borracho" pero Charles Lamb es un ensayista que es delicioso, casi producto para lectores gourmet.
*"Herzog" de Saúl Bellow. Ediciones Orbis, imagino de esas legendarias ediciones para puestos de periódico que aún sobreviven en las librerías de viejo.
*"El innombrable" de Beckett, en la misma edición.
*"La ley de herodes" de Ibarguengoitia (perdón la falta de diéresis) algunos cuentos los conocía, el libro se me había escabullido, pero al fin conseguí pescarlo. Joaquín Mortiz, Veinte pesos.
* "El lamento de Portnoy" de Philipp Roth (no confundir con Joseph Roth). Bruguera. Libro un poco golpeado pero que salió a pocos pesos.
* Un libro de Esther Seligson que no recuerdo el nombre.
* Una novela de Amos Oz, que da la casualidad que tampoco recuerdo el nombre.
Lecturas suficientes para empezar el año.
Seguiremos informando.

Wednesday, January 04, 2006

ESE LUGAR...


¿No es extraño que gran parte de la actividad humana más significativa tenga que ver con la pérdida? Porque perdemos cosas, intentamos encontrarlas. El intento nos lleva a un viaje. Encontramos otras cosas, cosas de las que no nos habíamos dado cuenta que habíamos perdido y entonces creamos. El arte brota de la alienación y de la pérdida. El arte reemplaza lo que hemos perdido en espíritu. Es por tanto un reemplazo mágico. Y así ocurre con la Arcadia, me parece. Hace tiempo que hemos perdido nuestra relación sencilla con la naturaleza, con el universo. Y así los antiguos romanos se revelaron como los primeros alienistas al soñar y construir la leyenda de la Arcadia. Esto nos mostró lo jodidos que estaban como para necesitar inventarse un edén ambiguo, donde al amor está cercano a la locura. Y parecería así que el arte es una condición de inquietud, de dislocamiento, de estar fuera de todo, de ser un exiliado. El arte no puede venir de los felices y los contentos, de los afortunados y los hermosos, de los benditos y los enteros, a menos que por debajo de eso habite una condición o una premonición trágica no revelada, como un volcán no visto o un cataclismo insospechado próximos a arrasar con toda esa tranquilidad innatural. Los últimos días de las cosas hermosas son los más artísticos. Parece entonces que el arte es el signo secreto de habitar bajo una guillotina, bajo un oscilante signo de ruina, bajo un oculto signo de interrogación, debajo de la amenaza de la muerte, en lo indeseable, queriendo que nos curen y ser curados, con un soplo de mortalidad e infierno en nuestro espíritu, con una sensación de pecado y ausencia de redención. Parece que el arte es una súplica mágica, un aullido mágico, un grito encantado, un retraso de la locura, un desvío del insomnio, una canalización de las energías negativas. El arte es encontrar el camino propio en la oscuridad, es ver con los dedos, adivinar agua en el desierto, crear un reino abstracto erigido en la mente de los otros para reemplazar los reinos de la infancia y la inociencia perdidas para siempre con la muerte de la madre. El arte es encontrar una nueva casa y, sin embargo, estar siempre navegando. Es ser engañado y tentado por los dioses para recorrer varias veces y entera la inmensa tierra y dejar atrás ciudades brillantes en busca de lo que nunca puede encontrarse, pero que parece posible de encontrar, por un sueño que sigue en movimiento como un pájaro, un pájaro mágico, o un amor, o un sueño en reposo, o el atisbo de una hermosa ciudad en medio del oceáno. Pero nos sigue conduciendo, nos mantiene avanzando, hasta que el esqueleto al vagar entra por una puerta dorada, y llega a un paisaje soleado donde la luz del sol es una oscuridad perpetua, y encuentra lo que buscaba en un lugar donde nunca se pierde nada ni se encuentra nada, un lugar sin un nombre o una idea. Por lo cual hay una fatalidad en encontrar, y una agonía en buscar. Pero entre la búsqueda y el encuentro hay otro lugar, un lugar especial, y quizás es un lugar así hacia al cual viajamos ahora, un lugar al que llamamos Arcadia, un lugar que para algunos es un libro, una pieza de música, una cara, una fotografía, un paisaje, un amante, una ciudad, una casa, una tierra, un ritual, un sendero, una manera de ser, incluso. Quizá, mi querido amigo, viajamos hacia una cosa fugaz en el desierto, donde la sed es apagada milagrosamente en el aire, y la fragancia de un gran amor se dilata en la sombra...

Monday, January 02, 2006

DECLARACIÓN

No sé cuánto tenga que sufrir, dinero que gastar, invocaciones a Satán que decir, pero este año le pongo contador a la página y tag board. He dicho.