Monday, November 27, 2006

El espejo se mueve

Los cuerpos rompen desfile a la salida del shoping
Resplandecen bajo la mirada luminosa de mujer
desde el anuncio de cerveza

Desde aquí se oye el sonido de esas vidas que se rozan
un grupo afiatado pero sin afinación
como ruido de industrias

El vagón repleto es el espejo que nos exhibe
a través de la boca de los otros
algunos destellos donde reconocernos
tras la pared de ropa sudorosa en el hombro

En la ventanilla nuevos edificios entran y salen del recuadro
florecen con la rapidez que da el maquillaje
tratamientos de belleza sobre barrios tranquilos
que se repueblan

Somos puntuales cuando se trata de llegar tarde
para aferrar cosas que no suceden más allá
a casi una pedrada de distancia

Con los años cambia la música con que nos gozamos
la escenografía donde ensayar
está derrota de aficionados

La ciudad se conoce por la dureza con que agrede los pies
todo entra por los ojos, nada por la cabeza
como esa manada de caballos domésticos que rodean la luz
la voz de los bebedores.


-Victor Hugo Díaz

Wednesday, November 22, 2006

LO BELLO Y LO TRISTE DE KAWABATA


El origen de la novela Lo bello y lo triste arranca con el sentimiento de nostalgia del protagonista Oki mientras se dirige a Kioto al reencuentro de su antigua amante Otoko, con motivo de la celebración del año nuevo. Este hecho tendrá como consecuencia la aparición de la figura de Keiko, actual acompañante de Otoko, personaje amoral y vengativo, cuya importancia aumenta conforme avanza el hilo argumentativo. Como sucede en algunas de las más bellas obras de la literatura, el punto de partida con el que comienza la narración de Lo bello y lo triste está dotado de una belleza e intensidad extraordinarias, anticipo del encanto poético de su arquitectura invisible, ese discurrir más allá de las palabras. Este encanto que ya no nos abandona durante el resto de la narración es consecuencia directa -por encima de cualquier otra consideración- de la existencia de un arte diáfano que entronca con la más sutil tradición poética de que la novela japonesa es tributaria, pues comparte con aquélla, además de una delicada simbología descriptiva, una economía expresiva y una capacidad de evocación maravillosas.
La poesía nace del encuentro entre el espíritu de una obra y el genio propio de la lengua, el alma de la cultura que la hecho nacer. En Lo bello y lo triste las referencias de ese universo mágico que se desvanece son continuas. El elevado contenido poético de la novela descansa sobre esa arquitectura invisible en la que todo ocurre más allá de lo que se dice. Kawabata sabe -como lo saben los poetas- que lo esencial es aquello de lo que no se habla, por ello se sirve de la yuxtaposición de sensaciones dispersas a lo largo de la obra, con las que nos hace sentir con una intensidad superior que si utilizase referencias obvias. Cuando un personaje de la novela contempla una butaca que gira sola en el vagón del un tren panorámico o al escuchar el tañido de la campana milenaria de un templo budista, los personajes sienten su soledad, con ella despierta el eco del corazón y afloran los recuerdos de la memoria. La exploración de la soledad es unos de los aspectos que mejor definen la narrativa de Kawabata y a ésta cabe unir la delicadeza con la que trata las relaciones de las personas con los demás y con la naturaleza. En Lo bello y lo triste se observa la delicadeza magistral con la que trata del erotismo y la soledad, abordados con un estilo tan sensual como propio en la narrativa nipona, con una contención y simbolismo que van más allá de las evidencias superficiales a las que la novela nos tiene acostumbrados. Asimismo cabe destacar la fina matización con la que el autor aborda el análisis del alma femenina, introduciendo -al igual que en La casa de las bellas durmientes- el tema de la adoración de las vírgenes, fuente del lirismo en el que se contraponen erotismo y profanación, muerte e imposibilidad ligados a la exploración de la soledad y sexualidad humanas.
De la naturaleza que Kawabata rescata del pasado resurge la fuerza latente de un mundo lejano y a través de ésta, la lucha entre el pasado y la modernidad, del lirismo e impresionismo frente al realismo social imperante en la novela coetánea. Para nuestro autor, el pretendido realismo literario tan en boga no es sino una mera abstracción y simulacro convencionales en un mundo arrojado a las apariencias, en el que no se puede articular una verdad auténtica sin que parezca una paradoja. En el acto creativo sólo un honesto y profundo respeto por la realidad preserva la verdad. Por ello deja a la realidad en su mismo lugar, sin los artificios ni mentiras concertadas del pretendido realismo literario. En su esfuerzo compositivo se limita a ofrecer como un buen poeta esa realidad, el lector la recibe como materia vírgen.
Como indicábamos, Lo bello y lo triste contiene una elevada carga poética que descansa sobre la tradición narrativa nipona, la sensibilidad de sus letras y la tradición viva de al cual se nutre. Autores más jóvenes - entre los cuales cabe destacar Mishima- valoraron en la misma medida que Kawabata la fuerza de ese legado y cultivaron sus obras bajo este modo de hacer completamente japonés. Siguiendo sus pasos, buscaron en su literatura la fuerza de renovación de las letras. El tema que planea sobre este tipo de composiciones debe su razón de ser a la oposición entre la tradición y la modernización súbita del país que trastocó en una sola generación todo un modo de vida de origen milenario. La gran mayoría, destacando a Yokomitsu Riichi, buscó en las letras foráneas dichos recursos, imitando el occidental estilo de hacer novelas. Kawabata buscó en el Japón de su época la cultura perdida de la que sólo quedaban algunos restos emocionales, mostrada con un estilo personal, minucioso y episódico en el que se volcó desde el Diario íntimo de mi decimosexto cumpleaños, de 1925. Ésta su primera obra -a la que se refiere de manera velada en Lo bello y lo triste- debe ser encuadrada dentro del tradicional género del diario íntimo, cultivado en las letras japonesas con una frecuencia mayor que en otras literaturas. Asimismo hace referencia a otros temas de la tradición: la importancia de la caligrafía y de la ortografía en la cultura nipona, la Historia y la Literatura -temas en los que nos introduce a través de los diálogos de Oki con su hijo Taichiro- incluso la recuperación de testimonios del pasado, bien en la descripción de escenas costumbristas, bien dentro del ámbito de la arqueología, conformando un clima en el que el pasado y la tradición dan pie a las más profundas consideraciones sobre el universo estético del autor.

Nos encontramos ante un escritor de primera fila y una novela escrita con una técnica y belleza conmovedoras, en la que todo sucede más allá de lo narrado. Del magisterio de Kawabata son tributarios los más destacados escritores japoneses que tras él supieron nutrirse de la maravillosa herencia de su misma literatura, continuando el camino de la sutilidad para transmitir las emociones y de la delicadeza a la hora de abordar las relaciones de las personas con los demás y con la naturaleza. El respeto a esta tradición no parece ser óbice para que Kawabata sea capaz de construir el más sutil drama de amor y destrucción, aderezado con el más perverso erotismo, caso de la presente novela.
Carlos Vela
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Wednesday, November 15, 2006

Pequeña Historia de Humo


El humo miraba a lo lejos, jugaba esgrima en el techo y la espalda se oscurecía en la luz, en el gesto de fastidio desconocido, ajeno a lo que sucedía, la cama como un mundo y la mirada concentrada en seguir el viaje del humo, tal vez interesada en un mundo blanco, en una tarde de lunes, sola y hermosa.
Alejandro Badillo

Monday, November 13, 2006

huehuetla

Friday, November 10, 2006

Lilith

La mirada del viejo pierde brillantez y gana dureza. Lilith aún está junto a él, removiendo alguna desgracia que lo hace lagrimear. Sorbo el café. Vista a través de la información de Lilith –contada por boca del viejo– la historia de mi padre parece lógica, invita a pensar en un juego al principio inocente, pero que pronto derivó en una tiranía, una simbiosis que terminó con la muerte del más débil. Lilith es un demonio que se alimenta de soledades y que por eso las busca hacer más profundas. El viejo espanta la tristeza con un bostezo. La lluvia ha reblandecido algunas vigas del techo y ahora, en un rincón del café, varias gotas humedecen el mantel de una mesa. Afuera, los hombres caminan en círculos, algunos lloran.
–Conozco a Lilith, pero no es la que Usted describe –le digo al viejo obligándolo a emerger de su sopor.
–Lilith no existe –junta las manos, parpadea –la gente de aquí cree que se aparece en las noches, pero son sólo supercherías.
Un poco de sal se extiende en el interior de mi boca, hace que comparta la vejez del hombre, su derrota alimentada por años de sonambulismo, por cientos de esperanzas tiradas al suelo y que él trata de ignorar improvisando sonrisas, gestos mecánicos diluidos en arrugas, manchas circulares en la piel.
–Existe para quienes creen en ella, como todo –finalizo mientras doy el último sorbo al café. Las campanas de la iglesia tocan diez veces.
–Nunca le había dicho esto a nadie... pero ¿sabe qué?, creo que me estoy volviendo loco.
El viejo termina la frase y ríe, celebra su locura como si fuera su tesoro, la razón por la cual está tras la barra todos los días.
–¿Cuánto le debo? –pregunto con la certeza
–Por la historia no es nada, lo del café son diez pesos.
Dejo una moneda y me levanto.
–Nos vemos.
–Hasta luego Señor López –dice el viejo haciendo un reverencia.

Salgo. Los hombres están de pie, inmóviles, mirando las copas de los árboles. La escasa luz revela su procedencia: árboles extraídos de un sueño, vueltos aire al primer rayo de sol. Libero la bicicleta de la enredadera y pedaleo. El camino de regreso parece diferente, un laberinto reproducido en algún punto de mi cerebro. La muerte está en todos lados: en el gris que se derrama en el cielo, en la gente que, acostada en su cama, imagina vidas distintas. Mientras me acerco a la casa nace un odio particular hacia mi padre, no un odio compuesto de rabia, sino un odio contenido, con rastros de dulzura que me alejan de él pero que al mismo tiempo reafirman el lazo que nos une, la historia compartida que comienzo a asumir pero que a la vez pesa demasiado, empuja mi cuerpo en un mar de historias falsas. Pedaleo. Cada respiración expande las calles, los ojos de los gatos que . Dejo la bicicleta en la reja. En la puerta, un par de luciérnagas intercambian señales luminosas: un cortejo que siempre termina en el fracaso, con el macho exhausto, arrastrándose en el piso, y con la hembra sumergida en los reflejos que crea el foco. Entro a la casa, a la noche interior que flota entre los muebles. Miro la pecera, al buzo de plástico que antes lanzaba una columna de burbujas y que ahora está rodeado por un mar de piedras redondas, con vestigios de mar azul en sus cantos. Subo las escaleras. En la biblioteca encuentro mi súplica intacta, aunque un examen más detenido revela líneas secretas, casi imperceptibles, que invaden el interior de las letras. Atrás de la hoja hay un recado de Lilith: “No te preocupes, nunca podría dejarte. Te dejo un libro para que te entretengas: está en el segundo cajón de la izquierda” Encuentro un libro de tapas doradas, lo abro y empiezo a leer.

Alejandro Badillo

Thursday, November 09, 2006

concursos y la duff (de nuevo)

Para los interesados en los concursos literarios, la página electrónica venezolana www.letralia.com tiene varios virtuales donde el esperanzado escribidor no invertirá mas que en la cuota del ciber-café. No digo en cuales participaré para no cebarlos ja. Pasando a otro tema más elevado, en un post anterior informé a los ilustres bebedores que un vivales de Guanajuato había patentado la cerveza duff, elíxir de nuestro guía espiritual Homero Simpson. Pues encontré la ficha completa de la duff que incluye el significado semiótico, referencias culturales y demás cosas curiosas. También informa de varios vivos que sacaron la Duff y que fueron demandados. Por la información técnica que dan de la Duff "made in méxico" no debe de ser mala a pesar de ser clara (ya saben lo que pienso de ellas). Ahí va el dato:
La cerveza Duff (Duff Beer) ya es una marca ficticia de cerveza en la serie de dibujos animados Los Simpsons. Es la preferida por Homer Simpson. En la serie es solo una parodia de la cerveza producida en masa en los Estados Unidos: de baja calidad, barata y anunciada ostentosamente y por doquier.
El nombre de la cerveza proviene probablemente de la palabra "Duff", que se utiliza en
argot para aludir al trasero de alguien, con connotación de pereza y obesidad debida a la ingesta de alcohol y el modo de vida sedentario. También puede tener que ver con el adjetivo "duff," que se utiliza en inglés británico para expresar la idea de "defectuoso" o "inútil".
Además puede también ser tomada como una parodia de "Bud" como conocen los americanos a su cerveza "Budweiser"
Si bien todos los estilos de cerveza fabricados en su planta de Springfield tienen el mismo sabor, el toque secreto está dado por las aguas procedentes de los manantiales Duff aparentemente cristalinas pero realmente contaminadas por la central nuclear de señor Burns, otras se creen que algunos perros bañándose en ella le confieren ese sabor.
Los diferentes estilos son:
Duff (regular)
Duff Lite (Duff Light)
Duff Dry (Duff Seca)
Duff Jr.
Duff Dark
Lady Duff
Raspberry Duff
Tartar Control Duff (Duff Anti-Sarro)
Henry K. Duff's Private Reserve (Semiimportada)
Duff Blue
Duff Stout ("la cerveza que hizo famosa a
Irlanda," según Duff Man, el portavoz de la compañía - una parodia de Guinness)
Duff Zero
cerveza sin alcohol
Duff Extra Cold
Düff (Realmente la misma de siempre, fue una broma gastada por Moe a Homer cuando le pidió algo nuevo: "Es una Duff, pero sueca")
Duff Microbrew
Duff Gummi Beers
Duff Experimental
Duff Red
Duff Ice
Duff Special Reserve
Duff Draft
Duff Malt
Duff Christmas Ale
Duff Amber Fire-Brewed Barley Export
Duff's Double-Dunkin' Breakfast Lager
Duff's Bugs Free
Duff's Fly cube drink (only in bars)
Otras cervezas que chupa Homero
La Garrapata Roja: Su toque especial radica en que unos perros se bañan en la cerveza antes de ser envasada.
Fudd: Cerveza parecida a la Duff, pero según Moe fue retirada del mercado por dejar ciegos a unos "paletos". Se vende en
Shelbyville.
Duffo: Símil cerveza, pero de venta en
Cuba.
Cerveza Billy: esa cerveza es la que encuentra Homero en la chamarra que utilizaba para los conciertos cuando era joven, y la bebe de inmediato.
La cerveza Duff en el mundo real
A finales de la década de 1990, Lion Nathan elaboró en Australia una cerveza llamada Duff Beer. 20th Century Fox lo denunció por uso indebido de su marca y ganó.
Un local de
Nueva Jersey, el J.J. Bittings Brewpub de Woodbridge elaboró una cerveza también llamada Duff. La propaganda del local incluía imágenes de Homer Simpson.
Un joven Mexicano, Rodrigo Contreras en la ciudad de
Guadalajara, lanzó al mercado la marca Duff. Ha obtenido patente de la marca al no encontrarse ésta registrada, una producción inicial de 200 cajas de 24 botellas las cuales se vendieron de manera inmediata, se fabrica en la planta de cerveza Minerva, es clara fabricada con maltas finas y cuenta con 5 grados de alcohol.

Tuesday, November 07, 2006

La construcción de la torre de Golding


El deán Jocelin tiene una visión en la que Dios lo escoge para erigir una inmensa torre de 120 metros en la catedral, a pesar de que el edificio carece de cimientos para soportar el peso de semejante estructura. Obsesionado por su misión, Jocelin persiste incansable, y arrastra a cuantos le rodean a un torbellino de problemas económicos, laborales y personales, para desafiar a la gravedad, al fuego, las plagas, la muerte y a su propio delirio.El inmenso colofón final a la construcción de una catedral medieval, la torre que desafía todo cálculo y medida, se convierte en el símbolo de la voluntad de un hombre, de una motivación elevada y mezquina a un tiempo. La construcción de la torre está considerada una de las obras más originales y relevantes del autor de El señor de las moscas, Premio Nobel de Literatura en 1983.«Escrita con maestría, es, sencillamente, una maravilla» New York Review of Books; «Posiblemente sea la mejor de las cautivadoras parábolas de la condición humana de William Golding» Atlantic; «Una magnífica pieza narrativa que crece constantemente en intensidad, mientras profundiza en la complejidad de un personaje extraordinario» Saturday Review; «Una tragedia soberbia llamada a convertirse en un clásico» Sunday Telegraph.

Cerca

Mención en el concurso de ciencia ficción y fantasía. Ccccccerca la bala. El cuento fue escrito en el tiempo récord de una semana.

Friday, November 03, 2006

UNA VIDA A LAS TROMPADAS



Pasó de Brooklyn a Harvard y del ejército al centro de la intelectualidad neoyorquina de los 50. Se peleó con hombres y mujeres sin distinción de raza y con la misma contundencia se transformó en un escritor imprescindible para entender la historia de los Estados Unidos de la seguna mitad del siglo XX.

En la primera novela de Norman Mailer, Los desnudos y los muertos, un soldado llamado Wilson se consuela con una ilusión singular. Esa bala me va a limpiar las entrañas, se dice Wilson cuando un francotirador japonés le dispara. Wilson se equivoca, claro, ya que muere poco después a consecuencia de las heridas. Su ilusión, sin embargo, es un engaño que suena a verdad. No es la única creencia médica popular y errónea que sostiene. En primer lugar, sus entrañas necesitan una limpieza porque, ignorando la existencia de la penicilina, se ha estado automedicando un solvente a prueba de agua como cura para la gonorrea. No entiende lo que le hicieron la infección y el remedio casero. De hecho, considera que la causa de la enfermedad que padece es la abstinencia sexual que le impuso el ejército: Seguro que fue por eso que mis entrañas se rebelaron y se llenaron de pus.Wilson está convencido de que el impulso sexual frustrado puede envenenarnos el organismo y que un acto de violencia puede purificarlo. Si se las toma como una forma de arte, las creencias son bellas falsedades, muy adecuadas para un personaje ignorante y sensual. En 1948, sin embargo, cuando Los desnudos y los muertos se ubicó al tope de las listas de best-sellers y pasó a ser una de las primeras grandes novelas sobre la Segunda Guerra Mundial, nadie habría imaginado que a menudo el arte se mezclaría con la vida en la carrera de Norman Mailer. El autor no sólo llegaría a compartir creencias similares a las de Wilson, sino que las pondría en práctica, con resultados que oscilaban entre la bufonada y la tragedia. Mailer inició su vida pública como novelista, pero se convirtió en algo diferente y más extraño: el sacerdote-integrante-observador de una especie de religión que podría llamarse animismo masculino norteamericano. Si se tiene en cuenta esta carrera metaliteraria, la vida de Mailer puede decir tanto como sus libros sobre los hombres y la literatura norteamericana. Su nueva biógrafa, Mary V.Dearborn, sabe apreciar el desafío. El hombre y su vida tienen las mismas dimensiones que la obra, escribe Dearborn. No se dedica, sin embargo, a filosofar sobre esto. Prefiere poner sobre el papel las contradicciones e irracionalidades de Mailer, y lo hace con un lenguaje directo, en ocasiones muy duro. Le gustan las palabras fuertes tanto como a Mailer, y le encanta sacudirlo cuando lo encuentra demasiado acartonado. Sobre su filosofía política, dice: Así como creía ser existencialista sin haber leído a Sartre, también pensaba que simpatizaba con el marxismo sin haber leído nunca a Marx. Sobre su tratado antifeminista, El prisionero del sexo: el libro está por momentos muy mal escrito. Mailer nunca había producido algo así. Acerca de su película Maidstone, de 1968: Lo que pasó fue muy simple: la película sólo trataba sobre el ego de Mailer.De todos modos, Dearborn sabe que el sujeto en cuestión escribió obras maestras y que su historia resulta imprescindible para comprender la segunda mitad del siglo XX en los Estados Unidos. En ningún momento nos presenta una visión interior de Mailer (entrevistó a mucha gente que estaba relacionada con él, pero no a Mailer), sino que nos brinda una fascinante narración externa sobre las dos identidades que a Mailer le resultaban imposibles e irresistibles -las personalidades que él no podía ser ni no ser-: el escritor y el hombre. Como él mismo lo lamentara, Mailer comenzó su vida como la única personalidad que le parecía completamente insufrible, el buen chico judío de Brooklyn. Su padre era un contador apacible y pulcro que trabajaba de manera irregular y cuya pasión por el juego lo metió en oscuros problemas que su hijo se ocupó de pintar de modo romántico. La madre de Norman, por el contrario, era quien se ocupaba de la familia y brindaba al niño un amor completo e incondicional. Dearborn registra estos hechos y señala que son sugestivos, pero tiene en cuenta que, como buen intelectual de la década del cincuenta, Mailer disfrutaría luego del psicoanálisis como de un deporte cruento. Dearborn pasa rápidamente a Harvard (donde Mailer se graduaría en ingeniería y haría las veces de verdugo proletario del amaneramiento literario), su primer matrimonio y el ejército. Fue en el ejército donde comenzó la verdadera educación de Norman Mailer. Ahí pudo estudiar a los hombres en profundidad. Lo primero que escribió sobre ellos, Los desnudos y los muertos, se sigue leyendo como un ejemplo inconfundible de novela. Por momentos jadea y tiembla, como si se tratara de una novela de ideas. No lo es, por más que las curvas de algún proyectil que se trazan en el diario de un general probablemente sugirieran a Thomas Pynchon la idea de El arco iris de gravedad. Es una novela de personajes: el inmoral general Cummings (reaccionario y homosexual); un moralista, el teniente Hearn (reformista y educado en Harvard), y el amoral sargento Croft (violento y texano). Este primer libro de Mailer reveló la trinidad profana -homosexual, reformista y psicópata- del animismo masculino norteamericano.El libro significó también la ruina para su autor. Cuando tenía sólo 25 años, lo convirtió en una celebridad conspicua y vacía, como él solía decir. En su condición de personaje famoso, Mailer ejercía sobre los demás una influencia que no guardaba ninguna relación con sus capacidades y tenía una personalidad que no tenía nada que ver con lo que él pudiera sentir. Era experiencia sin nombre, se lamentaría Mailer diez años después. En aquel momento yo protestaba porque todo era irreal. Me llevó años darme cuenta de que se trataba de mi propia experiencia, lo único que tendría para recordar. Casi muere ahogado en esta ciénaga existencial. Hubo una segunda novela (pobre) y también una tercera (con altibajos), y luego un segundo matrimonio que no tardaría en desmoronarse. Erik Erikson escribió una vez que algunos pacientes se sienten tan atrapados por su identidad, que optan por una forma de capitulación casi deliberada... ante la regresión, una búsqueda desesperada del fondo. Eso podría servir para describir al Mailer de los años cincuenta, sumergido en marihuana, tabaco, Seconal, Bencedrina y alcohol, hablando con cinco acentos diferentes (británico, negro, gángster, irlandés y tejano), peleándose con un marinero que se burló de su perro y gritando en un artefacto de factura casera y dimensiones humanas que recordaba la caja orgónica de Wilhelm Reich.La escritura hizo a Mailer irreal, de modo que salió en busca de su realidad perdida o, según él lo entendía, de su masculinidad perdida. Mailer bautizó esta búsqueda como vivir según los preceptos de Hemingway. Decidió que aunque se sacrifique el propio talento en la ardua tarea de convertirse en hombre, es más importante ser un hombre que ser un muy buen escritor. No todos coincidieron. James Baldwin observó que si uno es escritor, no creo que logre dejar de serlo por tratar de convertirse en otra cosa. Uno no se transforma en otra cosa: se transforma en nada. Mailer, sin embargo, ya había tomado su decisión. Como si quisiera provocar una explosión que llegara al fondo mismo de la realidad, hizo estallar su yo literario. En Advertisements for Myself, Mailer vomitó bilis, narró su caída, criticó a sus amigos, se dedicó a reeditar sus peores trabajos y se inclinó por lo violento y lo orgiástico. Los únicos que seguían en pie en medio de los escombros eran el psicópata, el reformista y el homosexual. El homosexual aparecía como objeto de una tolerancia sospechosamente piadosa en un ensayo que Mailer llamó el peor artículo que he escrito, y como objeto de un temor también sospechoso, esta vez por lo recurrente, en su ficción. El reformista aparecía en la primera página del libro, donde Mailer proclamaba su candidatura presidencial, y también en un esbozo algo solemne de crítica cultural. El reformista proporcionaría a Mailer dos nuevas carreras; la de periodista, que le permitiría participar en sus historias como si se tratara de un instrumento fenomenológico, y la de candidato -en dos ocasiones- a la alcaldía de Nueva York. Los homosexuales, sin embargo, no son famosos por su aspecto viril; y los políticos no tienen fama de auténticos. Aquí es donde entra el psicópata. Mailer recurrió a una energía masculina en bruto. En El Negro Blanco, el más escandaloso de los ensayos de Advertisements for Myself, hizo el elogio del psicópata filosófico cuyo estilo de frialdad violenta se había forjado en la experiencia afroamericana pero había transcendido la raza en vísperas de los años sesenta.Este, escribió Mailer, podía apreciar la estética de la violación y el valor de un asalto. Las ilusiones de Wilson habían trascendido la ficción. Su terapia es el orgasmo, escribió Mailer haciendo referencia al psicópata. El psicópata asesina -si tiene el valor suficiente- debido a la necesidad de purgar su violencia ya que, si no puede desahogar su odio, entonces no puede amar. Norman Podhoretz afirmó que el ensayo era moralmente horrendo, pero Baldwin dio con adjetivos que seguramente resultan más atractivos a un lector moderno: impenetrable y antiguo. Irónicamente, a pesar de la desaprobación neovictoriana que manifestaba Mailer ante la sodomía, en la actualidad los herederos intelectuales de El Negro Blanco son, en su mayoría, homosexuales. Sólo en los ensayos de los estudios gay se puede leer todavía acerca del romance del proscrito sexual o encontrar pensadores serios que confundan un narcisismo herido con una personalidad de vanguardia. En su momento, sin embargo, el ensayo provocó una gran conmoción entre los intelectuales. También resultó ser profético, tanto para la cultura como para Mailer. En noviembre de 1960 Mailer invitó a los desposeídos y a la estructura del poder a la fiesta de lanzamiento de su primera candidatura como alcalde.En esa ocasión, y tras una noche de altercados y alcohol, apuñaló a su mujer en el vientre y por la espalda. Dearborn señala que Mailer dijo después a su cuñado que había apuñalado a Adele para liberarla del cáncer. Dearborn, que también es autora de biografías de Henry Miller y Louise Bryant, analiza este episodio a la luz de una indignación lúcida y útil, que no está dirigida exclusivamente contra Mailer, sino también contra aquellos que lo aprobaron y protegieron. La indignación es el eje de la biografía de Dearborn. Mailer hizo muchas cosas terribles. Maltrató a las mujeres, tanto física como emocionalmente. Le arrancó parte de una oreja al actor Rip Torn. Confraternizó con narcotraficantes, pero no se mostró solidario cuando un viejo amigo se suicidó como consecuencia de una condena a reclusión por temas de drogas. Por otra parte, cuando en la historia de Mailer hay humor, Dearborn lo percibe. Mi mayor debilidad es la decisión que tomó Mailer a mediados de los años ochenta de aceptar el padrinazgo de Roy Cohn, derechista y gay semiencubierto. Mailer, que se había referido a la homosexualidad como el salto degradante de convertirse en un raro, terminó compartiendo su casa de Provincetown, Massachussetts, con Cohn y su enorme cama negra de Plexiglás, sus muebles italianos y sus luces estroboscópicas. Después de todo, Mailer tiene dos caras, la prodigiosa y la cómica. El primer Mailer se toma en serio el animismo masculino norteamericano, que él vincula con la filosofía bantú, la antigua religión egipcia y la creencia del asesino Gary Gilmore en una reencarnación mormona no demasiado ortodoxa. Gilmore había estado en contacto con algo verdaderamente indispensable, decide un psiquiatra en La canción del verdugo, el imperturbable recuento que Mailer hace en mil páginas de los últimos nueve meses de Gilmore. Esa necesidad de estar en contacto es sincera, y La canción del verdugo es la obra maestra de este Mailer. Sin embargo, si bien el animismo masculino norteamericano tuvo gran importancia para Mailer, en el futuro lo más probable es que resulte más importante para los estudios culturales que para los departamentos de literatura. Su punto de vista opuesto al de Sontag sobre el cáncer, así como su oposición a la anticoncepción, los antibióticos, la masturbación, la homosexualidad y el feminismo, hacen que se haya vuelto muy difícil tomarlo en serio.Es por eso mismo que resulta gracioso cuando el propio Mailer no lo es. De alguna manera, prácticamente todo lo que Mailer escribió sobre sí mismo en televisión es una joya cómica. Los ejércitos de la noche, su novela de no ficción sobre la protesta contra la Guerra de Vietnam en el Pentágono en 1967, es una verdadera delicia. El Mailer de Los ejércitos de la noche, creo, es el que va a perdurar; es el escritor que se atreve a burlarse de su bestia interior y de su fama exterior.

A propósito de Mailer. A Biography, de Mary V. Dearborn. Houghton Mifflin Company. (c)The New York Times y Clarín. Traducción de Cecilia Beltramo.