Monday, May 28, 2007

Presentación de Jauría


La Universidad Veracruzana
presenta el libro:

J a u r í a
de
fernando sánchez clelo

participan:
Yussel Dardón
Karen Rojas Kauffmann
Alejandro Badillo

Y los acordes de:
La Serpiente Elástica

viernes 1 de junio, 4:45 pm
en
* C A F É M A C O N D O *
5 poniente y 5 sur. Centro Histórico Poblano.

Costo del libro: $ 70.00



Friday, May 25, 2007

Sobre Borges de Bioy Casares

Borges, el libro de Bioy, ''es un volumen que se debe leer en dos años y medio o tres, al que habría que volver constantemente. Sin embargo, un libro de estas características -si no está bien anotado y con un índice alfabético de nombres y de temas- es casi imposible de leer rápidamente; además, es pesado y tiene uno que leerlo en un facistol, leerlo en la cama es como para suicidarse".

Margo Glantz

Monday, May 21, 2007

Estanque


De tarde en tarde,
cuando la superficie en calma restituye
la inalterada imagen de las cosas que pasan
(y aún antes de que el limo se pose blandamente en la tensión de la tela del agua)
dejo caer un guijarro,
un amuleto inútil o el cadáver
de algún hermoso insecto
-volutas de lo habitual para
encontrar lo nuevo-
al estanque del ánimo;
me inclino a verlo hundirse
rápido helado sereno,
que expanda en sus anillos
los tesoros del eco
el ritmo de la alteración que provoca
en la calma.
Luigi Amara (el cazador de grietas)

Sunday, May 20, 2007

Catalina la dulce

Un hugonote que había jurado matar a Catalina de Médicis entró súbitamente en la recámara de ésta, que le pidió una gracia: que le permitiera rezar. El hombre consintió y la Regenta, en voz alta, rezó implorando el perdón para el asesino. Conmovido, el asesino dejó caer el cuchillo y se arrodilló. Catalina lo hizo levantarse.

- ¿Qué queréis que hag?- sollozó el hombre.
- Vete, hijo mío -dijo Catalina con dulce e irresistible autoridad. Vete al cadalso.

Villiers del 'isle Adam

Salvación por el azar

Víctima yo de una angustia que no sabía cómo quitarme de encima, llaman a la puerta. Abro. Era una señora de cierta edad que no esperaba en absoluto. Durante tres horas me martirizó con tales necedades que mi angustia se transformó en cólera. Estaba salvado.
Cioran

Thursday, May 17, 2007

UNA HABITACIÓN DE HOTEL



Llegó al hotel con la imagen de varias cerezas arracimadas sobre la mesa de luz. Dejó las maletas. Respiró con tranquilidad. Lejos de casa le divertía ignorar los nombres de las calles, las revistas en los escaparates. Para ella una columna de luz o un mono paseándose impune en el quicio de la ventana eran, esencialmente, lo mismo. Reconoció a primera vista la azucena de cortesía sobre la almohada. Volteó a su derecha: era tan fácil identificar el color de las paredes, relacionarlo con algún recuerdo de la infancia, el lago donde echaba las redes el astuto pescador que años más tarde le regalaría una fotografía donde su rostro aparecía borroso, desdibujado en una lluvia de avena. Abrió la ventana y sintió una vaga desilusión al no descubrir al pertinaz mono. Atrás de la pequeña arboleda podía ver una plaza, ancianos impecables y astutos, algunos coronados por la vida, otros por la ceguera. El aleteo de las palomas era suficiente para ocupar el pensamiento, sin embargo, una mujer, de constitución muy fina, parecida a la sal o a la seda, compró un globo y ejecutó una pirueta. La habitación parecía retenerla, la puerta no invitaba a salir sino a cerrarla con llave. Después de abandonar la ventana se preguntó: ¿Había regresado al origen? ¿El sonido de sus tacones en la madera era similar al de años antes, cuando jugaba a ponerse la ropa de su madre? Tuvo como respuesta un principio de asombro, la figura que constantemente dibujaban sus dedos. Fue a la sala, evaluó el tamaño de los cojines, tomó nota de su peso, hundió los nudillos para probar su consistencia.

Tuesday, May 15, 2007

DIVAGACIÓN



La decisión final y la historia de las migajas sobre la mesa. Hay palabras adecuadas como bermellón o sincronía. Los pasos apresurados del verano y la luz que forma caras en el piso. Había soñado con la selva brasileña y al mirarse las manos descubrió fragmentos de lluvia y de animales. El olor de las gardenias llegó hasta las nubes; el acento del polvo picaba en la nariz y al primer estornudo se formó una multitud jugando a las cartas. Libros circulares, preguntas impregnadas de anís, escondidas en los armarios, esperando fermentar en largas espirales de absenta. Las butacas vacías y una película en technicolor, subtitulada en un idioma antiguo. Concederás permiso a las hormigas, los vagabundeos serán como erratas dejadas a propósito: cantos de estima y juegos de luces. Alguna vez intentaste hablar con una roca, le contaste de los sábados, de aquel maniquí que te miraba todas las noches. Por un momento te sentiste cazador de focas y el frío llegó a los dedos y provocó efectos tumescentes. Un hielo, dos pájaros grises y verdes. Sientes aleteos en la garganta. El silencio es un animal manchado de humedad y la tristeza es el frágil esqueleto de un paraguas. Apagas la llama de la candela. Dibujas un hoyo negro con los dedos. Es tan fácil cambiar el nombre de las calles. En el desconcierto se perfila una. Cierras los ojos y comienza el regreso.

Thursday, May 03, 2007

beber, coger y escribir


UN PUENTE

Hoy hace exactamente 75 años (el 26 de abril de 1932) que Hart Crane salió a la cubierta del Orizaba (un buque de vapor que iba de Veracruz a Nueva York), se quitó cuidadosamente el abrigo y se aventó al mar. Fue una muerte anunciada, después de una vida frenética concentrada en tres grandes actividades: beber, coger y escribir. Sobre la primera, varios testimonios dan cuenta de su afición por escribir mientras estaba borracho, cosa que lo diferencia de los meros escritores borrachos. Sobre la segunda, era de lo más abiertamente gay que se podía ser en aquella época (Crane nació en 1899, el mismo año que Borges), y si a eso se le suma su galopante alcoholismo, desinhibidor por excelencia, ya se podrán imaginar la aureola de escándalo y golpizas que lo rodeaba. Y sobre la tercera, era el poeta con el oído más refinado y complejo de sus días (Robert Lowell, sin duda su alumno más aventajado, dijo que era un Shelley moderno). Escribía, como todo lo demás, a borbotones (la imagen no es muy feliz). Y así escribió The Bridge.
The Bridge quiso ser la materialización en verso de la modernidad conquistada, para todo el mundo, por los Estados Unidos. Lo inspiró el flamante Puente de Brooklyn (inaugurado en 1883), que Crane veía hipnóticamente desde su ventana. El proyecto era por demás ambicioso; según el propio Crane, su poema debía ser la “síntesis mística” de su país, una especie de “épica nacional” que comenzaría donde “el hacha heroica de Whitman” (eso lo dijo Waldo Frank) había terminado de desbrozar el camino. El poema, me parece, es una hazaña lingüística y prosódica, es decir: las palabras fueron elegidas con un olfato de depredador, y enlazadas con un ritmo de rapsoda. Y el poema es, al mismo tiempo, un bello fracaso. Esa épica mística, cósmica y esdrújula no podía sostenerse: su propia demolición era su esencia. ¿Se dio cuenta Hart Crane de esa ecuación? Creo que no, que él sinceramente quería oponer al pesimismo de The Waste Land, el optimismo de The Bridge. Juzguen ustedes. El puente ha sido editado recientemente por Trea, en traducción de Jaime Priede.
JULIO TRUJILLO