Thursday, September 28, 2006

CAFÉ BAGDAD PARTE II

Al fin sucedió, después de estos meses como miembro activo de la fauna habitual del café Bagdad. Una de las dos dueñas se acercó a mi mesa. Pensé que me iba a pedir que me cambiara de lugar porque luego trapean, pero no fue así. Un poco apenada me pidió que vigilara al mozalbete ario del que hablaba en el anterior post. Ella iba a salir y por lo tanto él se iba a quedar al mando del negocio. Yo después le daría mis informes. Sentí un poco de pena por el chico-fresa, aunque he de admitir que el cargo me llenó de cierto orgullo. Sin dejar de vigilarlo pensé que no estaba del todo mal hacerla de judas. Es cierto que el mozalbete está ahí temprano, que recuerda los gustos de los clientes (entre ellos el del ex-artillero Carlos Poblete), pero a veces atosiga con sus peroratas a las dueñas y se queja en abundancia de sus deberes. Que si tiene que ir al banco, que si tiene que atender una mesa, que si llueve y hay que poner los plásticos. En mi experiencia, si yo me hubiera quejado de la misma forma cuando trabajé en un restaurante, me hubieran mandado a freír espárragos de inmediato. Cuando trabajaba en la librería, no sólo había que tolerar a bellas y finas personas, sino tomarle la medida al dueño, un tal señor Scrooge, que a la menor falta nos castigaba con sus maledicencias. En fin.

3 Comments:

Blogger Judith Castañeda said...

Buen texto, igual que el anterior... ¿serán un diario?

10:44 AM  
Blogger Judith Castañeda said...

Por cierto, me sentí identificada con eso de las maledicencias :(

10:44 AM  
Blogger Alejandro Badillo said...

Es una reconstrucción de mi sagrado sitio para leer. Elías te podrá informar de las maledicencias. Thank you por las chelas.

4:14 PM  

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