Tuesday, October 25, 2005

Sobre Solaris de Steven Soderbergh

No son pocas las ocasiones en las que echa-mos pestes contra la decisión de algunas «ma-jors» de producir verdaderos engendros que cau-san estupor y vergüenza en nuestros ánimos. Por ello, es justo reconocer ahora la valentía de una de ellas, la 20th Century Fox, pues ha invertido una suma considerable de dinero en un producto destinado a fracasar en la taquilla. "Solaris" per-tenece a ese escaso grupo de películas que alientan al espectador a la reflexión al tiempo que desaparecen los tí-tulos de crédito finales de la pantalla. Debates como el del origen de la hu-manidad o su destino allá en la muerte, emergen de nuestra mente con vehe-mencia, se suceden sin pausa en nuestros pensamientos y nos alejan de una realidad donde el materialismo y lo vertiginoso imperan sobre la utopía y la quietud.
Es por ello que "Solaris" no es una cinta para todo tipo de público. Aquellos acostumbrados a la vivacidad de las imágenes de Bruckheimer, sólo hallarán tedio y aburrimiento en esta adaptación de la novela de Stanislaw Lem (lleva-da ya al cine en los setenta por Andrei Tarkovsky). La frialdad y la pasividad con la que se desarrolla la narración puede llegar a impacientar a parte de la platea, sin duda poco acostumbrada a que no la sobresalte una mano que re-pentinamente surja de la oscuridad o a que no la sobrecoja el desplome de al-gún edificio que cae a causa de una inesperada explosión. Nada de ello se ve en "Solaris", sólo, si acaso eso es poco, silencio y belleza.
Quizás el acierto de Soderbergh, aparte de la hermosura de algunas de las imágenes que nos propone, sea el de no extender aún más la historia, condensándola únicamente en cien minutos e impidiendo con ello que su ritmo se torne todavía más moroso (algo que, sin embargo, no consigue evitar del todo, tal y como sucede con los continuos «flashbacks» que nos cuentan cómo comenzó y terminó la relación en-tre Chris y Rheya). Aparte, el personaje de Snow, interpretado con cierta exageración por Jeremy Davies, interrumpe de vez en cuando la seriedad del relato, mientras que el de Gordon (Viola Davis) posee una personalidad difusa, pues si bien en su primera aparición se entrevé débil y asustadiza, finalmente acaba siendo resuelta y decidida. Mejor dibujados se nos muestran los retratos de los protagonistas, Chris y Rheya, ambos esplén-didamente interpretados por George Clooney y Natascha McElhone. En sus semblantes aparece una eterna incertidumbre que logran contagiar al especta-dor, pero también perdura la mirada de un amor que fluye en un desesperante imposible. De fondo, la música de Cliff Martinez subraya sin melodías la ex-trañeza de semejantes ambientes, convirtiéndose en un adecuado aliado de las propuestas de Soberbergh, aunque para mi gusto echo en falta una mayor me-lancolía en su música, demasiado aprisionada por la habitual atonalidad del compositor.
"Solaris" es, en definitiva, una película que no se ha hecho para conten-tar a las masas. A unos les parecerá un auténtico tostón y bostezarán con cada una de sus escenas; otros, en cambio, se dejarán imbuir por sus preguntas, aquellas para las que nuestro intelecto no tiene una respuesta. Quédese cada uno con la contestación que le dicte su corazón o su fe, inten-tando cuando menos disfrutar con los planteamientos positivos que hallarán en esta singular (e imperfecta) obra.

3 Comments:

Blogger rina said...

no he visto la movie... pero suena bien.
me agradó tu log :)

10:54 AM  
Blogger Alejandro Badillo said...

Pasaron la película en Fox. Le eché también un ojo a tu blog. Interesante.

Salud

3:05 PM  
Blogger Mamá-Z said...

Desde que llegó a México el Solaris de Tarkovski, quedé enamorado de esta película. Más tarde, encontré la novela de Lem, publicada por Minotauro. Hoy la tengo en mi colección de DVDs, sin subtítulos (pero me la sé casi de memoria). Entonces, cuando apareció la versión de Soderbergh no dudé en meterme a la sala de cine. ¿Cuál fue mi experiencia? Nada de aburrimiento, pero sí mucho enojo: Tarkovski es demasiado alto como para alcanzarlo con un remake (y conste que Solaris no es considerada por los críticos como una obra cimera del cineasta ruso).

Recuerda, por favor, al doctor Snout de Juri Jarvet, al Kris de Donatas Banionis... ¡a la Hari de Natalia Bondarchuk! Recuerda el ritmo, los silencios, las tomas abiertas, los close ups... y dime qué tienen qué hacer frente a ellos Jeremi Davies, George Clooney (a quien prefiero dirigido por los Coen), Natasha McElhone... el mismo Soderbergh. Y si no andaba tras el público fácil, ¿por qué pierde el tiempo mostrándonos las nalguitas de Clooney?

Tendré que verla de nuevo. A ver si cambia mi opinión con una relectura menos parcial (amo a Tarkovski).

3:10 PM  

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