Ah la rutina laboral!

Levantarse temprano, salir corriendo a tomar al autobús, llegar a la primera escala, ver a las mismas personas esperar autobuses donde las arrean como ganado. Sentir un poco de hambre en el trayecto, ver al tipo de negro que siempre se sube en la misma parada y que tiene pose de poeta aunque parece que estudia ingeniería. Ah claro, está el zangoloteo, el ingreso de varios gringos pleyadianos. Llegar al fin, comprar algo que desayunar y, en estos tiempos, sentir las primeras oleadas de un calorcillo agobiante. Me gusta una pandilla de patos que se levantan tarde. Hay uno café con verde que planeo tomarle una foto. Mañana salgo de vacaciones y tengo un montón de libros por leer, películas por ver, cuentos que escribir. Otra rutina es cierto, pero más edificante. El bendito ocio y la arrogante vagancia. Cómo las necesito.