Thursday, September 08, 2005

Los hombres y los relojes


Los hombres se parecen a esos relojes a los cuales se les ha dado cuerda y andan sin saber por qué. Cada vez que se engendra un hombre y se le hace venir al mundo. se da cuerda de nuevo al reloj de la vida humana, para que repita más su rancio sonsonete gastado de eterna caja de música, frase por frase, tiempo por tiempo, con variaciones apenas perceptibles.
Cada individuo, cada faz humana, cada vida, no es sino un ensueño más, un efímero ensueño del espíritu infinito de la naturaleza, de la voluntad de vivir persistente y obstinado. No es sino una imagen fugitiva más, que dibuja al desgaire en su infinita página del espacio y del tiempo, que deja subsistir algunos instantes de una brevedad vertiginosa, y borra en seguida para dejar sitio a otras. Sin embargo -y este es el aspecto de la vida que más da que pensar y meditar-, es preciso que la voluntad de vivir, violenta e impetuosa, pague cada una de esas imágenes fugaces, cada uno de esos vanos caprichos, al precio de profundos dolores sin cuento y de una amarga muerte, largo tiempo temida y que llega al fin. He aquí por qué nos deja de pronto graves el aspecto de un cadáver.
Arthur Shchopenhauer

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