requiem for the MASTER...
AL MAESTRO QUE DESDE LA MUERTE ENSEÑO MUCHO MAS
DE LA VIDA...
En Febrero del 56 Humphrey Bogart fue operado de un cáncer de esófago y, durante su convalecencia, pudo leer en la prensa nacional diversas noticias sobre su inminente muerte. Ni corto ni perezoso, Bogart, en un alarde de ironía y buen gusto, redactó una carta abierta que fue mandada a la prensa para su publicación y a través de la cual nos podemos hacer una idea de la personalidad de este genio. La Carta dice textualmente:
“... He leido que me habían estirpado los dos pulmones; que no iba a vivir media hora más; que estaba luchando a vida o muerte en un hospital de Hollywood que no existe; que mi corazón se ha parado y lo han sustituido por la vieja bomba de una difunta gasolinera de Standard Oil. Que voy camino de casi todos los cementerios imaginables de aquí al río Mississippi, incluidos varios en los que estoy seguro de que sólo admiten perros. Todo lo cual disgusta a mis amigos, por no decir nada de las compañías de seguros...
“...Tuve un pequeño tumor maligno en el esófago. Para evitar que algunos de ustedes tengan que acudir al departamento de documentación, les diré que se trata del tubo que une la garganta con el estómago. La operación para extirpar el tumor fue un éxito, aunque durante algún tiempo no se supo si quien iba a sobrevivir era el tumor o yo.
“...Como dicen...en Washington, ahora soy mejor persona que nunca, y todo lo que necesito son unos 15 kilos de peso que, no me cabe la menor duda, algunos de ustedes podrían prestarme. Tal vez se pueda poner en marcha algo así como un Banco de Peso para Bogart..., y les aseguro que no pienso poner reparos en cuanto a las partes de sus anatomías de donde proceda...”.
Este elogio fue encargado en un principio por Lauren Bacall a Spencer Tracy, pero el tremendo dolor que éste tenía le impidió proceder a su redacción. En ese momento John Huston se ofreció para ello y tras escribirlo, procedió a su lectura durante el funeral, día 18 de Enero en la iglesia de Todos los Santos. El elogio dice así:
“...Amaba la vida. Vida quiere decir su familia, sus amigos, su trabajo, su barco. No se imaginaba prescindiendo de ninguna de estas cosas, de manera que hasta el final siguió planeando lo que haría cuando se pusiese bien. Estaban pintándole el yate. Stephen, su hijo, iba a llegar a una edad en la que se le podría enseñar a navegar a vela, y a que compartiera el amor de su padre por el mar. Unas semanas de navegación y Bogie estaría listo para volver al trabajo. Iba a hacer buenas películas – sólo las buenas – de ahora en adelante.
“ Con los años se daba cada vez más cuenta de la dignidad de su profesión, la de actor, no la de astro de la pantalla. Personalmente nunca se tomó demasiado en serio; su trabajo, con enorme seriedad. Contemplaba la figura un tanto chabacana de Bogart, la estrella, con divertido cinismo; pero por Bogart, el actor, sentía un profundo respeto...Quienes lo conocían bien, quienes nunca trabajaron con él, quienes no pertenecían al reducido círculo de sus amigos íntimos, tenían de él una idea muy distinta a la de quienes disfrutaban de ese privilegio. Quizá quienes solo lo conocían de manera superficial eran los peor situados, sobre todo si tenían una idea un tanto solemne de su propia importancia. Se sabe de peces gordos que no honraron con su presencia brillantes acontecimientos de Hollywood para no exponer los músculos de sus cuellos poderosos a las banderillas de Bogart.
“ En todas las fuentes de Versalles hay un lucio que mantiene activas a las carpas que, de lo contrario, engordarían demasiado y morirían. Bogie hallaba un placer poco común realizando una tarea similar en las fuentes de Hollywood. Sus víctimas, sin embargo, raras veces lo miraban con raros ojos, o, si lo hacían, no era por mucho tiempo. Sus saetas estaban preparadas para clavarse sólo en las capas exteriores de la autocomplacencia, sin penetrar hasta las regiones del espíritu donde se producen las verdaderas heridas.
“ Las grandes mansiones de Beverly Hills o, si se quiere, del mundo entero, eran otros tantos puestos de tiro al blanco por lo que a Bogie se refiere. Pero su hogar era un refugio. Dentro de sus paredes, cualquiera, por elevada que fuese su posición, podía respirar tranquilo... Bogart alimentaba e espíritu además del cuerpo de cualquier invitado y lo agasajaba con ahínco hasta colmarle el corazón y debilitarle las piernas...
“Poseía el don más grande que puede tener un hombre: talento. El mundo entero llegó a reconocerlo... consiguió de la vida todo lo que pidió y aún más. No tenemos motivos para compadecerlo; si a nosotros mismos por haberle perdido. Nadie podrá reemplazarlo".
DON GARIBAY.
1 Comments:
hey honey Candy taylor you´ll never be bored with don cosimo de garibay y sanchez!!! if you want some fun just call on me sweet...
marques de karabas
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