Tuesday, June 03, 2008

Sobre Ciudad Cultura.com

Cholula no es Silicon Valley. Eso lo tiene claro cualquiera que conozca el mítico y mundialmente famoso valle ubicado al sur de la bahía de San Francisco. Sin embargo, en uno de los departamentos cercanos al Centro Histórico de esta milenaria ciudad podría estarse gestando una historia parecida a la que vivieron cientos de egresados de las más prestigiadas universidades norteamericanas que de la noche a la mañana inundaron el ciberespacio con proyectos virtuales durante el auge de las llamadas empresas “punto com”.Hace poco más de un año, Gerardo Arturo Zepeda Ondorica y Lydia Lob invirtieron sus ahorros en la compra de software, equipo de cómputo, radiofónico y audiovisual que les permitiera montar en el estudio que ambos comparten en el centro de Cholula, un pequeño laboratorio multimedia desde el cual pudieran emprender un proyecto que desde tiempo atrás habían concebido y desarrollado juntos: la creación de una página web cultural que —entre muchas otras cosas— sirviera de plataforma para mostrar el trabajo de los creadores poblanos al resto del mundo.La idea, aunque original, no distaba mucho de algunos esfuerzos individuales o institucionales realizados previamente en la entidad. Pero Gerardo Arturo y Lydia deseaban llegar más lejos. Además de atractivo para la comunidad cultural, para ellos el proyecto debía ser sostenible en términos financieros. En pocas palabras deseaban que su portal fuera un negocio.La primera vez que plantearon su idea en público se toparon de frente con la incredulidad y el escepticismo.“La gente en Puebla es muy escéptica, la gente siempre dice: ‘no va a funcionar’, ‘no lo va a hacer’, ‘es un hablador’, ‘es un iluso’. Muchas veces nos encontramos con frases como ésas en el medio cultural poblano, sin embargo más allá de si nos creían o no, cuando conocían más a fondo el proyecto todos coincidían en algo: hacía falta algo así en Puebla.”Una vez que identificaron que al interior del medio artístico y cultural había una necesidad que no estaba cubierta, hicieron algo que difícilmente hacen quienes se encargan de diseñar y operar proyectos desde las instituciones públicas: realizar un estudio de mercado y un plan de negocios.“Nuestra investigación de mercado nos arrojó que en Puebla los sitios dedicados a la cultura por lo general son blogs, es decir, esfuerzos individuales que usan una plataforma limitada y general; nosotros quisimos generar un portal gestionado por nosotros a la medida de nuestras necesidades pero también algo que pudiéramos pagar. El portal que ustedes ven es la semilla de lo que nosotros queremos en el mediano plazo. El portal está apenas a un 20 por ciento de su potencial proyectado.”Fue así que nació Ciudad Cultura (http://www.ciudadcultura.com), un portal creado con el objetivo de gestionar, promocionar, difundir e impulsar la cultura. La idea que sustenta este portal es la de dar a conocer la obra y el pensamiento de los creadores que trabajan en la ciudad de Puebla, así como los cursos, talleres, conferencias, eventos, convocatorias y noticias culturales de mayor interés para la comunidad artística o el público interesado.Gerardo Arturo es enfático en lo que tiene que ver con las nuevas tecnologías de la información aplicadas a la cultura.“Nuestra propuesta es meter a la cultura de Puebla al siglo XXI a partir de las nuevas tecnologías que nos ofrece la red, queremos llevar hacia afuera lo que se genera aquí y abrir una ventana de lo que se produce en el mundo.”Profundamente local, deliberadamente globalLa entrevista se lleva acabo en el estudio donde el equipo de Ciudad Cultura desarrolla, produce y sube a la red la mayor parte de sus contenidos. La habitación es amplia y sobre una de las paredes está un calendario donde se registran detalladamente las labores que hay que realizar día a día. Junto a unos cómodos sillones que invitan al descanso se ubica un escritorio sobre el que reposa una computadora de última generación que se conecta a través de una madeja de cables a equipo audiovisual de alta definición y una consola de radio desde la cual producen los programas que posteriormente cuelgan su sitio.“Vivimos un tiempo muy primitivo, esto que parece muy deslumbrarte es en realidad muy arcaico”, me dice Gerardo Arturo al tiempo que me señala el equipo con el cual arrancaron el proyecto de Ciudad Cultura. “Nosotros apostamos a la internet porque se trata de un tema que es parte ya de cualquier ser humano de este tiempo. La red es el medio más democrático que existe en la actualidad y que ha existido en la historia del ser humano, porque puedes ingresar por muy poco dinero y decir lo que quieras.”Convencimiento y no otra cosa es lo que uno percibe en cada una de las palabras que salen de esta suerte de escritor-académico-gestor cultural metido de la noche a la mañana a empresario.“Recuerdo una frase de Borges —dice pensativo—, por qué esforzarnos en ser modernos si ya lo somos, todos estamos metidos ahí, personas de 70, 80 años consultan diariamente su mail, la posmodernidad nos ha alcanzado.”Sentado en ese sillón, frente este par de tipos que producen material audiovisual, radiofónico y literario para el resto del planeta, desde lo que antiguamente fue una de las ciudades más importantes del mundo prehispánico, no puedo dejar de darle toda la razón. Lo moderno nos ha rebasado.De lo técnico a lo conceptualA decir de Lydia Lob, directora general de Ciudad Cultura, arrancar el proyecto no fue un asunto sencillo. En una primera etapa tuvieron que conjuntar un equipo que incluía a desarrolladores web, diseñadores gráficos, animadores en 3D, así como columnistas, reseñistas, fotógrafos, gente de soporte técnico y administrativo.“En total actualmente estamos involucrados en este proyecto cerca de 20 personas y en esta fase de consolidación nadie está cobrando un centavo, ni siquiera nosotros, todos estamos aportando nuestro trabajo para consolidar este proyecto.”Gerardo Arturo señala que hubo momentos en los que la brecha digital propia de los países subdesarrollados constituyó un obstáculo al que fue muy difícil sobreponerse.“Cuando iniciamos este proyecto teníamos clara la versión conceptual pero no la visión técnica y de pronto había reuniones en las que nos topábamos con una serie de conceptos y términos con los que no estábamos familiarizados, salíamos de las reuniones con números, con extensiones, soñábamos con extensiones php, swf, html, con los procesos de indexacion, optimizacion y una serie de cosas, desconocidas para nosotros. Era como descubrir la cañería de todo esto que parece tan bonito, tan iluminado y que es el internet y los blogs, pero que cuando conoces como están construidos te das cuenta de dónde estás parado. Te percatas que en un país donde tienes un rezago digital brutal tienes que hacer un doble esfuerzo.”De la cultura como negocioUna cosa me llama la atención de esta entrevista. A lo largo de la plática Lydia y Gerardo Arturo se mueven con soltura en un mar de conceptos propios de quienes se dedican y saben de negocios. Términos como “plan de medios”, “estrategias de mercadotecnia”, “marketing de guerrilla”, salen a la conversación de manera natural vinculados con las actividades de promoción y difusión de la cultura.Cuando los interrogo acerca de este punto, me revelan con timidez un currículum que explica la orientación empresarial de su proyecto. Egresado de la carrera de Comunicación de la Ibero, Gerardo Arturo Zepeda Ordorica no sólo se ha desarrollado en el medio artístico como escritor, productor multimedia y tallerista en instituciones nacionales e internacionales, sino que además cuenta con una maestría en Globalización y Comunicación por la Universidad de Leicester, Reino Unido. Por su parte, Lydia Lob, quien es la directora general de Ciudad Cultura, es una economista que cuenta con un doctorado en Ciencias Sociales.Ambos, sin embargo, son escépticos en lo que concierne a sus respectivas acreditaciones académicas.“Para nosotros la preparación es una asunto de reflexión y de observación, somos gente que ha estudiado, que le da un valor al estudio pero que sabe que ahí no se detiene todo, que el aprendizaje también está en otras áreas de la vida, está escuchando a la gente, está navegando, investigando, sobre todo nos ha ayudado a ser muy curiosos.”Lydia Lob respalda esta idea: “entendemos que el aprendizaje es continuo, por eso nos rodeamos de otras personas, tenemos excelentes asesores, colaboradores, grandes amigos que nos han apoyado aportando sus conocimientos individuales”.La seguridad con que se desarrolla el ir y venir de preguntas y respuestas me deja en claro que no temen a las palabras fuertes, pronuncian la palabra “cultura” y “negocio” juntas, con la audacia propia del que sabe que la apuesta por sí misma incluye la posibilidad del fallo. “Entendemos que la cultura y los negocios pueden ir de la mano sin entender que un negocio deba ser siempre una cloaca, los negocios no son como la política, creemos que existe un espacio en donde con un buen trabajo de promoción, gestaría y difusión de pueden generar oportunidades empresariales.”Les pregunto a botepronto con cuánta frecuencia piensan en el fracaso. El humor con que me contestan me hace pensar que se trata de un tema del no temen hablar.“No se le debe tener tanto miedo al fracaso, el fracaso no existe cuando lo entiendes como una forma más de aprendizaje. Unas buenas sesiones de “El Aprendiz”, de Donald Trump, podrían ilustrarte un poco al respecto.”De la proyección del portalPuede parecer inexplicable, raro, poco común o, por lo menos, sorprendente; pero a menos de un mes de que Ciudad Cultura está disponible en el ciberespacio y pese a que el portal está apenas a un 80 por ciento de su capacidad y no ha iniciado oficialmente su plan de medios y difusión, se tienen registrados poco más de 120 mil hits en el portal.Para Gerardo Arturo y Lydia, sin embargo, la cifra no es una sorpresa. Para ellos está abultada cifra es sólo el reflejo de un minucioso estudio de mercado y de una estructura de navegación flexible que se ha ido adaptando poco a poco al perfil de los visitantes. “Un error que cometieron las empresas ‘punto com’ fue que muchos subieron sus portales y los dejaron ahí para que por arte de magia llegaran los cibernautas, en ese sentido, nosotros usamos el raiting de nuestros sitio como un indicador clave para el proceso de mejora continua. Cada noche, cuando revisamos nuestras estadísticas, es como si nos las mandara el Ibope, sabemos a quién están leyendo más, a quién menos, qué nota impacta y cuál no, cómo manejar la información para que la gente la encuentre y llegue a ella y se interese.” Gerardo Arturo y Lydia pueden pecar de atrevidos y osados, pero no de conformistas. Cuando les pregunto cuál es su meta para el primer año de operaciones, me responden sin titubeos que la meta es llegar a alcanzar, como mínimo, un millón de hits mensuales, lo que implica aumentar poco más de un 70 por ciento su actual flujo de tráfico.Pero la cosa no para ahí: “en el largo plazo queremos consolidar una red nacional de portales culturales multimedia, queremos consolidarnos como una editorial importante de libros digitales pero también una editorial que publique en papel, queremos sacar la revista de Ciudad Cultura, crear una productora multimedia que genere programas originales de arte y entretenimiento, queremos generar una propia frecuencia de televisión. Tenemos también la idea de exportar este modelo con una cafetería que acompañe al proyecto y que constituya el espacio real —en oposición al virtual— que funcione como un sitio de encuentro e intercambio, y en el cual se pueda consolidar un centro de formación creativa”.No puedo evitar, frente a este listado de proyectos, ponerme un poco la camiseta de escéptico de la cual Lydia y Gerardo Arturo se quejaban tanto al inicio de esta entrevista. Pero al mismo tiempo debo confesar que el proyecto de Ciudad Cultura me seduce demasiado, y que pese a mis suspicacias, este portal se ha convertido en pocas semanas en una de mis páginas de cabecera. De regreso a Puebla, tras un café y una plática memorables, no puedo dejar de pensar en esos 120 mil hits que el mes pasado quedaron registrados en el ranking de Ciudad Cultura. Las preguntas que durante el trayecto se me vienen a la cabeza no tienen nada que ver con la visión empresarial, ni con la labor necesaria del gestor cultural, pero estoy seguro que son las mismas que alguna vez se hicieron estos dos emprendedores preocupados por las expresiones artísticas y culturales que se desarrollan en Puebla. ¿De verdad somos tantos? ¿Por qué no nos conocemos? ¿Y si empezamos a pensar en grande?

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