El espejo se mueve
Los cuerpos rompen desfile a la salida del shoping
Resplandecen bajo la mirada luminosa de mujer
desde el anuncio de cerveza
Desde aquí se oye el sonido de esas vidas que se rozan
un grupo afiatado pero sin afinación
como ruido de industrias
El vagón repleto es el espejo que nos exhibe
a través de la boca de los otros
algunos destellos donde reconocernos
tras la pared de ropa sudorosa en el hombro
En la ventanilla nuevos edificios entran y salen del recuadro
florecen con la rapidez que da el maquillaje
tratamientos de belleza sobre barrios tranquilos
que se repueblan
Somos puntuales cuando se trata de llegar tarde
para aferrar cosas que no suceden más allá
a casi una pedrada de distancia
Con los años cambia la música con que nos gozamos
la escenografía donde ensayar
está derrota de aficionados
La ciudad se conoce por la dureza con que agrede los pies
todo entra por los ojos, nada por la cabeza
como esa manada de caballos domésticos que rodean la luz
la voz de los bebedores.
-Victor Hugo Díaz
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