"La invención del invierno"
Regreso después de una prolongada ausencia con un fragmento de "La invención del invierno", cuento que verá la luz en las páginas de la revista "Crítica".
La vida en el hospital avanzaba y se detenía. A veces la vista iba de sus manos a los azulejos blancos, al murmullo en el pasillo que confundía con una incipiente lluvia. A la misma hora, en el cuarto de al lado, se elevaba una voz femenina, una oración que –estaba seguro- había escuchado de niño. La noche dejaba paso a una madrugada estéril, menos confusa. Gertrudis dormía y era entonces cuando le contaba del plan, en voz baja, esperando -tal vez- un absurdo consentimiento. Murmuraba restos de frases, hilaba fechas, proyectaba los hechos a un futuro promisorio. Después de un rato se arrepentía y hablaba de su soledad, la iba enfocando poco a poco hasta reducirla, despojarla de su heroísmo y volverla una serie de acciones inconexas: narró la compra de un panqué con pasas, siluetas dispersas en el andén del metro, el letrero apagado de un café de chinos. Se miró entrando al edificio, volviendo a unir las piezas del día. Con voz tranquila le contó a Gertrudis cómo lo dominaba el insomnio, cómo permanecía al borde de la cama, imitando los gestos de un hombre que ofreciera a su vida un poco de indiferencia. Tenía entonces la necesidad de acompañar con la mirada la trayectoria de algún insecto, de gritarle a la gente que quería dormirse y, después, con inusual rebeldía, destruir sus dibujos, derramar el resto de la ginebra entre las sábanas. Mientras Gertrudis dormía estaba extrañamente apaciguado, más dispuesto a los detalles, aceptar que sólo quería mirar sus manos, extenderlas, sentir su peso sobre la almohada cuando le hablaba…
2 Comments:
Haces que las pequeñas cosas se vuelvan muy significativas. Por eso, entre otras cosas, te amo.
Muy bueno, mi estimado, ya se te extrañaba :-)
Saludos, Abby!!! ;-)
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