Catalina la dulce
Un hugonote que había jurado matar a Catalina de Médicis entró súbitamente en la recámara de ésta, que le pidió una gracia: que le permitiera rezar. El hombre consintió y la Regenta, en voz alta, rezó implorando el perdón para el asesino. Conmovido, el asesino dejó caer el cuchillo y se arrodilló. Catalina lo hizo levantarse.
- ¿Qué queréis que hag?- sollozó el hombre.
- Vete, hijo mío -dijo Catalina con dulce e irresistible autoridad. Vete al cadalso.
Villiers del 'isle Adam
0 Comments:
Post a Comment
Subscribe to Post Comments [Atom]
<< Home