Sunday, January 22, 2006

LA CIUDAD Y EL DESEO

De dos maneras se llega a Despina: en barco o en camello. La ciudad es diferente para el que viene por tierra y para el que viene del mar. El camellero que ve despuntar en el horizonte del altiplano los pináculos de los rascacielos, las antenas radar, agitarse las mangas de ventilación blancas y rojas, echar humo las chimeneas, piensa en una embarcación, sabe que es una ciudad pero la piensa como una nave que lo sacará del desierto, un velero que está por zarpar y el viento que hincha ya sus velas todavía sin desatar, o un vapor con su caldera vibrando en la carena de hierro, y piensa en todos los puertos, en las mercancías de ultramar que las grúas descargan en los muelles, en las hosterías donde tripulaciones de distinta bandera se rompen la cabeza a botellazos, en las ventanas iluminadas de la planta baja, cada una con una mujer peinándose. En la neblina de la costa el marinero distingue la forma de la giba de un camello, de una silla de montar bordada de flecos brillantes entre dos gibas manchadas que avanzan contoneándose, sabe que es una ciudad, pero la piensa como un camello de cuyas albardas cuelgan odres y alforjas de frutas confitadas, vino de dátiles, hojas de tabaco, y ya se ve la cabeza de una larga caravana que lo lleva del desierto del mar hacia el oasis de agua dulce, a la sombra dentada de las palmeras, hacia palacios de espesos muros encalados, de patios embaldosados sobre los cuales danzan descalzas las bailarinas y mueven los brazos, ya dentro, ya fuera del velo. Cada ciudad recibe su forma del desierto al que se opone; y así ven el camellero y el marinero a Despina, ciudad de confín entre dos desiertos.
ITALO CALVINO

3 Comments:

Blogger Judith Castañeda said...

Hola mi estimado caballero...
Interesante escrito, me gustó... ¿no será que están llegando a dos ciudades distintas?

3:06 PM  
Blogger Alejandro Badillo said...

La verdad no tengo idea ja. Despina es un satélite, a lo mejor ahí está la clave. Recuerda, mañana el oso te espera, no te rajes.
Salud

10:11 AM  
Blogger Judith Castañeda said...

Mi estimado caballero, tuve que rajarme ante el oso, pero no por falta de valor, sino por falta de osos, cuando los busqué se habían evaporado. Ya será para la otra.

Salud!!!

11:42 AM  

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