También el tiempo estaba....
También el tiempo estaba
en la casa de nuestras abuelas.
Había muñecas de porcelana
de tristísimos ojos y ella
miraba con sus ojos ciegos
el tiempo que ahora está aquí,
entre nosotros, casi como si fuese
luz de arcilla. Y las manos
blanquísimas en palanganas
de mercurio. Caballos desnudos
en las calles de tierra.
Vírgenes en los cuartos
oscuros con el vientre
de nácar. Y, más tarde,
el columpio vacío y el sillón
vacío, el reloj oxidado
en las paredes grises,
el llanto en el torrente
y una anciana arañada
por el tiempo, los días
en el desván, como juguetes
que olvidó la muerte.
Así era Masnou
antes de irte a París.
Y así nosotros.
Juan Antonio Masoliver Ródenas
2 Comments:
Buenísimo!!!!, mi estimado. Con todo el aire antiguo y cierta nostalgia -tristeza.
Claro, un poema encontrado en una revista Crítica de hace algunos ayeres.
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